El torero murciano sufrió una cornada de quince centímetros
en el gemelo izquierdo y quedó ingresado en el Reina Sofía de Tudela.
Ganado: Seis toros de Antonio Bañuelos, muy bien
presentados, serios de cara, astifinos, y de muy buen juego en general
por su nobleza, fijeza y clase, salvo el quinto, un prenda, y el sexto,
algo bruscote pero muy toreable. Segundo y cuarto fueron aplaudidos en
el arrastre.
David Mora: oreja y saludos desde el tercio tras aviso.
Paco Ureña: dos orejas y oreja.
Joselito Adame: oreja tras aviso y oreja.
Incidencias: Dos tercios de plaza. Tarde agradable
con algunas gotas de lluvia al comienzo del festejo. Ureña y Adame
hicieron el paseíllo desmonterados. El quinto le infirió a Ureña una
cornada limpia de 15 centímetros, de trayectoria ascendente, en el
gemelo izquierdo. Fue intervenido con anestesia general en la enfermería
de la plaza y trasladado al hospital Reina Sofía de Tudela, donde quedó
ingresado.
Estupendo comienzo del ciclo por la
presentación y calidad de la materia prima, por el buen hacer de la mano
de obra y por el magnífico ambiente del centenario coso.
Bañuelos lidió una muy buena corrida de toros, tanto por su
presentación como por su juego. El encierro, bien criado y serio de
cara, con astifinas perchas, no acusó falta de fuerzas y derrochó
nobleza, fijeza, clase, repetición y durabilidad; salvo el soso primero,
los demás tuvieron transmisión, embistieron humillados y aguantaron
largas faenas. Sólo ese quinto estuvo más pendiente de coger que de
aceptar la muleta.
El mayor triunfador de la tarde fue Ureña, que fue cazado por ese amargo Dulcecito
al comenzar la faena de muleta; un toro que engañaba por su movilidad
pero que sólo quería taleguilla. Herido en un gemelo y con dificultades
para caminar, el de Lorca dio una lección de pundonor y no dejó que le
llevaran a la enfermería hasta haber acabado con ese caliente toro del
frío. A su primero, Pañero, número1, el mejor de la tarde, junto al
tercero, por la calidad de su embestida y su repetición, lo toreó
vistoso de capa (verónicas, chicuelinas y tafalleras) y le realizó una
completa faena, por ambos pitones, con muy buen concepto y con
derechazos y naturales que barrieron la arena, siempre ligados y
templados, y siempre en los medios. Lo mató de una desprendida y cobró
dos orejas, que se unieron a la tercera, que paseó su cuadrilla.
Adame rubricó asimismo una muy buena tarde, con variado toreo de capa
(verónicas a pies juntos, chicuelinas y escobinas) y poderoso de
muleta. Le cortó una oreja a cada toro y tuvo el detalle de no salir a
hombros al estar un compañero en la enfermería.
Mora gustó más de capa que de muleta, con la que tuvo una tarde algo discreta, aunque dibujó muletazos repletos de mando.

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