domingo, 29 de septiembre de 2013

Soberbio y cautivador Perera

INTERNACIONALES


Manuel Viera.-


     El final de faena al complicado tercer toro fue todo un ejemplo en estado puro del personalísimo concepto de Miguel Ángel Perera. Quietud, mucha quietud, y naturalidad en esos momentos finales de inspiración que tanto emocionan. Alarde de un valor sereno y, sobre todo, esa fácil fluidez, ese torear en un palmo de terreno que, eso sí, resultó cautivador. Fue ahí donde se registró la explosión de una faena muy cambiante en su transcurso debido a las dificultades que le planteó el toro de Olga Jiménez. Las coladas se sucedieron por ambos pitones sin solución de continuidad, y el aguante del extremeño fue sorprendente. No hubo impostura ni premeditación alguna, y sí una soberbia forma de llevar las aviesas embestidas por el inverosímil lugar de la eminente cogida.

     Sensacional la forma con la que extremeño alcanzó la cima de un trasteo que adornó con ajustadísimas manoletinas y finiquitó con contundente estocada. La misma que debería haberle colado al noble sexto para abrir de par en par la ansiada Puerta del Príncipe. Sí, porque si con su primero mantuvo el ámbito de lo notable, durante la faena a su segundo emergieron soberbios derechazos, extraordinarios pases de pechos y lentísimos, aunque escasos, naturales de mano muy baja. Una lidia prologada por la decidida portagayola y una colección de lances de exquisito ritmo y cadencioso trazo. Todo poseyó un indudable interés y emoción. Y cuando la plaza esperaba que zambullera el estoque hasta dejarlo de ver, el maldito acero dijo no entrar, y cuando entró lo hizo muy malamente. Tan mal que le privó de alcanzar, con todo merecimiento, su más ambicionado triunfo.
  
   La versión del pase diestro de Manuel Jesús 'El Cid' fue de calidad sorprendente. Al trazo impecable hay que sumar temple, ligazón y la importancia expresiva de los soberbios pases de pecho. Lo mejor que se le ha visto aquí desde hace mucho tiempo. La interesante faena al buen toro primero, reducida a la mano diestra, fue servida con una transparencia inusual y sin perder un ápice de calidad. Los detalles de cambios de manos y toreros adornos aportaron la chispa necesaria a un trasteo que se quedó sin firmar. El pinchazo y la estocada desprendida sólo le sirvieron para recibir una fuerte ovación.


Sensacional la forma con la que extremeño alcanzó la cima de un trasteo que adornó con ajustadísimas manoletinas y finiquitó con contundente estocada. La misma que debería haberle colado al noble sexto para abrir de par en par la ansiada Puerta del Príncipe

     El cuarto tuvo igual nobleza que falta de fuerza. Como todos, se quedó sin picar. El sevillano de Salteras manejó el capote con gusto e incluso toreó templado e hilvanado en las primeras tandas con la derecha, pero después aparecieron deficiencias evidentes como los mediocres y anodinos muletazos diestros hacia fuera, desajustados y acelerados. Desigual faena con la intermitente muestra de algún que otro buen natural. Tras la estocada le dejaron dar la vuelta al ruedo.

     Sebastián Castella se estrelló contra dos toros descastados y de sosas embestidas. Lo que le hizo al segundo careció de emoción. Y lo único que consiguió con el novillote quinto fue aburrir. Pinchó a su primero antes de dejarle la mitad del estoque, y sólo medio acero le introdujo también al quinto. Ni bien ni mal. Inédito.

























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