Oreja igualmente para el mexicano Efrén Rosales
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| Pocas opciones ofreció el famélico y mal presentado encierro de La Punta, en Zea, donde los espadas se encontraron por encima del lote. |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Germán D´Jesús Cerrada
Sin
duda alguna que el toro es el elemento principal del espectáculo. Si
subestimamos o limitamos el factor trapío o no garantizamos un mínimo de
garantía de éxito su juego, estaríamos pecando de estar presentes ante
un aburrido discurso donde toreros y públicos no salen satisfechos de la
plaza.
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| Rafael Orellana |
Eso
fue lo que ocurrió este domingo en el marco de la corrida de feria, en
la población merideña de Zea, donde se lidió un vergonzoso encierro de
la ganadería La Punta, propiedad del Dr. Víctor Visconti, quien se
permitió el atrevimiento de enviar cinco reses de escaso trapío,
limitado juego ante los engaños, con visos de haber visto engaños
anteriormente, y en especial con serias deficiencias en materia
sanitarias, como lo fue el último ejemplar lidiado, con una evidente
cornada sobreinfectada en el brazuelo derecho, con claros signos de
miasis, algo sin duda inaceptable para quien al menos debe de garantizar
un mínimo de respeto para quien paga en taquilla, y en especial para
los toreros quienes se juegan el físico delante de los pitones.
Ante
tal genero bovino, poco o más se pudo ver en el ruedo de la portátil
Plaza de Toros “El Progreso”, que para tal efecto se cubrió en poco más
de tres cuartos de su aforo, en tarde de climatología agradable, con
ligeras ráfagas de viento.
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| Voltereta de José Miguel Parra |
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| El mexicano Efrén Rosales corto una oreja |
caracterizo
a su recordado padre, tanto en la ejecución como en las maneras. La
dosis toricida fulminante hizo que generosamente se le premiara con las
dos orejas de parte del palco presidencial, a cargo del abogado Rafael
Escalona. Por su parte una oreja cortaría el también novillero mexicano
Efrén Rosales, en otro trasteo de más voluntad que lucimiento que contó
con la rúbrica de la espada para justificar el apéndice otorgado bajo
petición dividida de los presentes.
El
que cerró plaza, con escasa iluminación, sería el colmo que derramó el
vaso para los aficionados, al ver las lamentables condiciones del
novillote de La Punta, que casi moribundo se paseó por el ruedo, antes
de ser despenado por el novillero maracayero César Joaquín Parra, primo
hermano del matador José Miguel Parra, quien pasó por Zea sin pena ni
gloria.




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